Beschreibung
Cierta vez el autor tuvo una conversación con un hombre en Alemania acerca del hecho de que en el mundo actual se calcula que hay más de 44.000 denominaciones cristianas. Se asombró porque en Alemania la mayoría cree que solamente existen la Católica Romana, la Luterana, la Bautista y unas cuantas más. Luego me preguntó con genuino interés: «¿Y cuál será la correcta?» Yo le contesté formulando otro cuestionamiento: «¿Cuál es la flor correcta en un ramo colorido y mixto de flores?» La respuesta era y es obvia.
«El creyente y su iglesia» tiene el fin de ayudar a los cristianos a entender y a aceptar su nueva identidad en Cristo primeramente, para luego reconocer y ocupar su papel en el gran ramo de flores que es la iglesia. Cada flor tiene que llegar a la conclusión de que es infinitamente hermosa y preciosa. No tiene que ser otra flor, ni necesita compararse con las demás. Solamente reconociendo y aceptando su propia identidad, podrá llegar a ser una bendición útil para el funcionamiento del cuerpo entero. «Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo» (1a Corintios 12:12). Los cristianos que han avanzado hacia la madurez entienden quiénes son, qué tienen y cuál es su función en la iglesia. El «yo» tiene verdadero éxito cuando se hace parte de un «nosotros».
Lo que impide esta realización óptima es la ignorancia, el olvido y la incredulidad por un lado, y el orgullo y el miedo por otro. Hace algunos años leí la historia de un vagabundo que fue encontrado muerto en una gran ciudad de Estados Unidos. Al revisarlo, las autoridades encontraron 23.000 USD en su cinturón, pero él había muerto de hambre. Obviamente, o ignoraba que llevaba un tesoro encima, o se le había olvidado. Lo mismo le puede pasar a muchos cristianos, quienes ignoran u olvidan la obra maestra de redención que realizó Dios por medio de Jesucristo a su favor. La mayoría de los cristianos han limitado su entendimiento del evangelio al perdón de pecados, y la esperanza de ir al cielo un día. Ignoran o se les ha olvidado que la misión principal de la iglesia no es llevar personas al cielo, sino traer el cielo a las personas: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra».
Otros, al darse cuenta de que la vida cristiana realmente es mucho más que recibir perdón, no creen que estas verdades y promesas se apliquen a sus vidas. Su incredulidad impide su avance y crecimiento, pues la Biblia nos dice que «el justo por la fe vivirá». Es difícil tener más de lo que uno ha decidido creer.
Respecto a su participación en la iglesia muchos se pierden la bendición de experimentar su realización completa por orgullo o miedo. El orgullo es la actitud más peligrosa, ya que Dios resiste a los orgullosos. En el idioma original del Nuevo Testamento, el griego, la palabra traducida «resiste» en español, es un término militar: Dios actuará activamente en contra del orgulloso. El orgullo es el pecado principal de Satanás quien quiere «brillar» por encima de Dios y su creación (Isaías 14:12-14). El cristiano que quiere realizarse al máximo, tendrá que ser humilde de corazón buscando cómo servir al cuerpo de Cristo de la mejor manera. Debe ser libre del miedo de sufrir pérdidas al entregarse de lleno al servicio divino, sabiendo que «dar es más bienaventurado que recibir».
«El creyente y su iglesia» entonces, te puede ayudar a comprender mejor que eres único, precioso, útil, significativo, amado y apreciado en el cielo con tal de que puedas invertirte en la iglesia para dejar huellas en la tierra.
Hans-Claus Ewen, 2018